Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

sábado, 7 de septiembre de 2019

BATALLA DEL CASAR DE ESCALONA.




Frente de Maqueda. Artillería nacional haciendo fuego contra la localidad.
Esta imagen fue portada del ABC sevillano en fecha 30 de septiembre
de 1936. Foto Serrano.


LA BATALLA DEL CASAR DE ESCALONA. -



Hasta el día 12 de septiembre de 1936 no comenzó a llegar a El Casar de Escalona el fuerte contingente de milicias republicanas, superior a 5.000 efectivos, que acamparon en la iglesia y proximidades. Entre este ejército se encontraba el batallón Pasionaria de Madrid y varias columnas de Guardias de Asalto que hicieron noche en Santa Olalla. Con ellos Rafael Alberti y Dolores Ibárruri, que arengó a las tropas en la plazuela de la Fuente. También se pudo ver por allí, fotografiado con el poeta gaditano, al corresponsal de guerra ruso del periódico Estrella Roja, Ilya Eherenburg. Después de unas horas de descanso, instalaron sus ametralladoras y demás armamento en los puntos estratégicos de El Casar de Escalona, mirando a Talavera, aguardando al enemigo que aparecería por esa zona oeste.
            El adversario se presentó por el lugar esperado el día 15 de septiembre, librándose una encarnizada batalla que causó muchas bajas en ambos bandos. No tardaría el pueblo casareño en quedar en manos nacionales, mientras las tropas republicanas retrocedían por sus calles y en cuya retirada se produjeron escaramuzas cuerpo a cuerpo y cargas con bayoneta. El Tábor de Regulares llegó con ansias de vengar a sus caídos hermanos de raza y decenas de milicianos quedaron aislados en la iglesia. Después de prender fuego a la única escalera de madera por la que se accedía a lo más alto de la torre, se sucedió un intenso  tiroteo. La gran mayoría de republicanos asediados en el templo optaron por el suicidio arrojándose desde lo más alto; otros siguieron disparando hasta morir acribillados o quemados. Mientras, los atónitos vecinos permanecían escondidos en sus casas. No obstante para algunos de éstos paisanos también habría represalia. 
En efecto, momentos después los moros hicieron valer su fama de sanguinarios y la emprendieron contra el vecindario. Sin distinción de ideología política, comenzaron a llamar a los domicilios de manera indiscriminada. Muchos de los que abrieron la puerta eran pasados por las armas hasta alcanzar la lista de 11 muertos. Ese fatídico 15 de septiembre,  también fallecieron, ajenos  a la masacre citada, otros tres vecinos: Timoteo García Medina, Felipe Fernández Dulce y Policarpo Murcia Escobar. Perdieron su vida en combate o víctimas del fuego cruzado que les sorprendió a la salida de sus domicilios. La entrada de las tropas moras de la Columna Castejón en El Casar de Escalona fue despiadada y sangrienta. 
                   El Ejército Republicano, tras la ofensiva citada, retrocedió hasta el paraje denominado Los Lugares, próximo a la vecina Santa Olalla, donde se alojaban sus mandos militares, ignorantes estos de que El Casar había sido abandonada inesperadamente por los nacionales. En efecto, el comandante nacional Antonio Castejón cedió las posiciones ganadas, tal vez temeroso de un contraataque enemigo o quizá porque todavía no consideraba la población tomada como un lugar seguro. 
Los republicanos derrotados fueron advertidos por el casareño Amador Segovia de la retirada nacional y, a la vista del inesperado retroceso, el día 16 septiembre se retomó la plaza. El capitán Cabrera, perteneciente al ejército leal, llegó a caballo hasta dicha localidad. El regreso del citado oficial a El Casar fue aterrador. A su entrada, ya recogidos y trasladados al cementerio decenas de cadáveres, el enojado oficial se encontró con gran cantidad de crespones blancos que adornaban los balcones de la localidad en signo de gratitud a los militares nacionales. No obstante, los pocos vecinos que no habían huido continuaban temerosos ante los insultos del mando republicano que les amenazaba con estas palabras: “En este pueblo son todos fascistas”. 
Las tropas nacionales tuvieron que esperar refuerzos y el 17 de septiembre se tomó definitivamente el pueblo. En el diario de operaciones del ejército nacional, se reflejó la ocupación de El Casar de Escalona "con 538 rojos muertos". 


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COLLADO JIMÉNEZ, Juan Carlos: La Guerra Civil en El Casar de Escalona, Madrid, Azacares, 2008.


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