Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

sábado, 18 de enero de 2014

GERINDOTE. HISTORIA ORAL. BENITO RODRÍGUEZ.

El alcalde de Gerindote, Adrián Rodríguez, con su esposa e hijos.



Gerindote. Testimonio de Benito Rodríguez. (1920- 2014)


   
    Mi padre, Adrián Rodríguez, fue el alcalde que más años estuvo al frente del Ayuntamiento de Gerindote en la República y su liderazgo fue decisivo para que el Frente Popular obtuviera casi el 90% de los votos en las elecciones de febrero del 36.
    En los primeros días de septiembre de 1936, unos milicianos forasteros de la FAI o CNT, llegaron al Ayuntamiento para fusilar a bastantes gerindotanos derechistas con una lista facilitada por un vecino, cuyo nombre no voy a revelar. Pero mi padre les dijo: “¡Aquí el único fascista soy yo, matadme a mí!”;  y se marcharon sin derramar sangre alguna.
    Los convecinos derechistas le correspondieron a su alcalde con la misma moneda cuando las tropas nacionales tomaron Gerindote el 22 de septiembre de 1936, el día del Patrón San Mateo y advirtieron a sus mandos de la honestidad del primer edil: “Aquí no hubo asesinatos, como en el resto de pueblos vecinos, y queremos que Adrián quede en libertad”, les dijeron.
    Pero las fuerzas franquistas no cumplieron su palabra y, aunque se encontraba excarcelado, a las pocas semanas comenzaron las amenazas contra su persona. Le ordenaban  limpiar las calles y un cabo de la Guardia Civil, llamado Bonache, le maltrataba con mucha saña.
    En enero de 1937, mi progenitor ya temía por su vida. Como en otros pueblos la simple pertenencia a algún cargo relevante durante la República daba lugar a su ejecución, decidió pasarse a  zona roja cruzando el río Tajo por Portusa. Su amigo de derechas Pepe Currillo, jefe de Falange, le advirtió un día antes del peligro que corría si permanecía en Gerindote y le convenció para que huyera: había llegado al Ayuntamiento un oficio judicial muy comprometedor. Con toda seguridad se trataba de una citación para el juzgado militar. Y no hay que olvidar que para esas fechas ya habían asesinado a cinco ó seis vecinos del pueblo de manera silenciosa, es decir, sin juicios previos y arrojados al pozo del Camino de la Vega. Es decir, el miedo era muy fundado.
    Ya en zona republicana de Navahermosa, dejando aquí mujer y siete hijos, se integró en un grupo guerrillero adiestrado por militares soviéticos para realizar actos de sabotaje en las vías férreas de Torrijos. En una de estas acciones de guerra murió el cabo Bonache al ser volado el puente de Barcience.
    Mi padre cometió el error del volver a Gerindote, una vez acabada la guerra, aún siendo consciente de que su vida corría peligro. Y así fue, después de permanecer varios meses encarcelado en la prisión de Torrijos le fusilaron en las tapias del cementerio en noviembre de 1939. Se cometió la desvergüenza de juzgarle por hechos cometidos en tiempo de guerra: mi padre fue un militar republicano más que luchó por su causa. En la su vida civil y política, al frente del Ayuntamiento, evitó derramamiento de sangre.
   

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