Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

PUEBLA DE MONTALBÁN AL INICIO DE LA II REPÚBLICA

Plaza de la localidad en fiestas hacía 1924.
Archivo Rodríguez.





HACIA LA II REPÚBLICA.



        Como ocurriera en otros tantos pueblos de la provincia, tras la desamortización de Madoz ( año 1855) la tierra quedó mal distribuida y las familias  más  acomodadas se adjudicaron a bajo precio grandes extensiones de terreno convirtiéndose en propietarios de grandes fincas como La Zarzuela, Ventosilla, El Bosque, Castrejón, La Soledad, Nohalos, Alcubillete, La Bayona, Los Campillos, Campanario, Villaviciosa o Soto Redondo  y el Robledo, esta última fue propiedad del conde Romanones y utilizada  de recreo hasta 1931.
     Para defender sus derechos laborales antes los propietarios de estos latifundios y otras fincas menores, los jornaleros del campo se asociaron en torno a la sociedad obrera La Protectora también conocida como El Progreso Agrícola, fundada en 1931 por Epifanio Rodríguez Garrido. Los patronos también estaban agrupados en torno a su sociedad denominada Alianza Agraria.
      El olivo de sus fértiles campos, de excelente calidad y hermosa planta, era uno de sus principales cultivos. Además de viñas, también existían importantes injertales de albaricoqueros y melocotoneros, cuyos frutos se  exportaban a Madrid desde los años veinte. La mayoría de la población vivía del campo. Tan solo una fábrica de conservas, La Piedad, propiedad de Domingo y Cirilo Calderón componía la base industrial de la localidad; si bien empleaba a más de 200 mujeres pueblanas.
       Pero les faltaba la locomotora que impulsara su exigua actividad industrial: el ferrocarril. A pesar de que dicho proyecto fue aprobado por el Ministerio de Fomento, y constituyó el gran caballo de batalla que desde 1878 las sucesivas corporaciones venían reclamando, lo cierto es que los ansiados raíles nunca llegaron a la ribera del río Tajo.
       Adornaba, y adorna, la plaza un hermoso palacio de los condes de Montalbán, unido a la iglesia por dos grandes arcos y junto al atrio barroco de la misma, formaban el sitio más romántico y típico de la localidad.
      Un esplendoro Casino o Circulo Recreativo de Artistas, de corte y fachada neoclásica estaba ubicado en la plaza, donde sus asociados disfrutaban con amenos bailes. Un gran teatro municipal denominado Rojas, en recuerdo al autor de la Celestina y situado en el edificio del Pósito, era escenario de novedosas representaciones.
       Por sus empinadas calles, la mayoría empedradas, corrían las aguas sin sistema de alcantarillado hacía alguno de sus dos arroyos, Cañares o Cañillo y una gran mayoría del subsuelo del primitivo núcleo de población estaba surcado por cuevas.
     El edificio de más valor arquitectónico era sin duda el convento de monjas Franciscanas Concepcionistas fundado en 1522 por Juan Pacheco y el convento de Padres Franciscanos construido con posterioridad por Alfonso Téllez de Girón. Los frailes de esta orden tuvieron, en la época que nos ocupa, aula de latinidad y gramática. Además, los seminaristas terminaban en el sus estudios de Filosofía y Teología. En mayo de 1931 fue cerrado provisionalmente ante los alarmantes sucesos anticlericales que estaban ocurriendo en Madrid, pero después fue abierto nuevamente. Sería ya en días posteriores al 18 julio de 1936 cuando fue ocupado por miembros de la Casa del Pueblo en busca de armas para defender la República, a la vez que expulsaban a las monjas y franciscanos.

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