Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

lunes, 30 de diciembre de 2013

JACINTO BENAVENTE EN ALDEA EN CABO.

Jacinto Benevente (1866-1954)





     Texto del historiador, vecino de Aldea en Cabo, José Palomo Martín, investigador de la figura de Jacinto Benavente, de su libro no publicado "Un nobel y una aldea".


UN NOBEL Y UNA ALDEA.


     "En los albores del siglo XX, nuestro premio Nobel, don Jacinto Benavente pasó largas temporadas en Aldea en Cabo. En esta pequeña población toledana se hizo construir una residencia que llamó "Villa Rosario", nombre de su ahijada y que aún puede leerse en letras caladas sobre la puerta de acceso al patio-jardín de dicha casa. Durante estos años, aquí escribió dos de sus obras cumbres: Señora ama y La Malquerida y quizás otra de sus comedias en un acto titulada De cerca.
      Delante de la fachada de Villa Rosario, había un frondoso y cuidado jardín. En él existían dos enormes nogales que le proporcionaban una sombra umbrosa y fresca durante el verano. Bajo sus ramas se ubicaba un cenador cuyo dosel era un brillante rosal trepador, engalanado en primavera por incontables rosas blancas de pitiminí. Este lugar, apacible y sosegado, era su lugar favorito y allí, en estos años y durante el buen tiempo, Don Jacinto meditaría, gestaría y daría forma literaria a las obras anteriormente citadas: Señora Ama y La Malquerida.
      Cuentan los aldeanos que algunos de ellos acudían invitados por nuestro Nobel a su casa. Solían jugar con Don Jacinto a un complicado juego llamado el “tresillo”, hoy prácticamente olvidado. Buscaban ganarle dos reales (cincuenta céntimos) y saborear, entre una mano y otra, rosquillas y hojuelas, los típicos dulces caseros de Aldea en Cabo en aquellas fechas. Benavente siempre perdía. No jugaba la carta precisa. No estaba al juego, pues su interés se centraba en los giros y expresiones y todo aquel vocabulario que los aldeanos usaban y que luego él utilizaría en sus obras. También prestaba atención a los chismes y murmuraciones que circulaban por la aldea y los pueblos vecinos. De todo ello, Benavente tomaba buena nota en una libreta o cuadernillo que solía tener a mano.
          Era Don Jacinto persona generosa y dadivosa. Durante su estancia fue invitado a algunas de las bodas que tuvieron lugar en Aldea en Cabo. En todas y cada una de ellas su dádiva era una moneda de oro de veinticinco pesetas, acuñadas a finales del anterior reinado, el de Alfonso XII. En todas aquellas bodas, se cantaban coplas y, en una de ellas, los invitados pidieron a Don Jacinto que cantara. Él trató de excusarse diciendo que no sabía cantar, ni tampoco cantares, pero los aldeanos reiteraban de tal forma su insistencia que por fin Don Jacinto cantó: “ Debajo de tu ventana / tengo un puchero de mocos. / No se lo digas a nadie / que ya te daré unos pocos. / Debajo de tu ventana / tengo un puchero con mierda. / No se lo digas a nadie / que ya chuparás de ella”.  Además, cuando algún pobre o mendigo llegaba a Villa Rosario el pedigüeño no era atendido por su criada o ama de llaves, Dominica. Era el mismo Don Jacinto quien les recibía para entregar la limosna a aquel necesitado.

Continuará…


Esta dos imágenes de la casa de don Jacinto Benavente, "Villa Rosario", en Aldea en Cabo, han sido tomadas en enero de 2014.

                                       

Fachada de "Villa Rosario" en enero de 2014.

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