Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

sábado, 30 de noviembre de 2013

PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA EN GERINDOTE

Cipriano Gutiérrez Martín, alcalde en 1931.

Valentín Rodríguez Gómez Olmedo, útimo alcalde de la monarquía

Juan Francisco Sánchez de Rivera, alcalde durante unas semanas en 1931.

Adrián Rodríguez Calvo, alcalde republicano y líder indiscutible de la clase obrera.

Eduardo Diaz-Prieto Rodríguez, mayor terrateniente de la villa



PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA EN GERINDOTE.




          Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 significaron el fin de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República en España. En realidad, en los pueblos pequeños las elecciones no tuvieron un marcado cariz político, sino más bien administrativo. De ahí que en muchos ayuntamientos los concejales fueran nombrados por el artículo 29 de la ley electoral. Se presentaban igual número de candidatos que de concejales correspondían al municipio y ya no era necesario votar
    La población de Gerindote vivió la proclamación de la II República con gran expectación y la bandera tricolor ondeó en un ayuntamiento que, durante las primeras semanas, fue gobernado por un terrateniente monárquico: Juan Francisco Sánchez de Rivera.
        El último alcalde del reinado de Alfonso XIII,  Valentín Rodríguez Gómez Olmedo, junto con sus hermanos, Sebastián y Federico, se presentaron a las elecciones del 12 de abril de 1931 en compañía de los mayores hacendados de la localidad, entre ellos el señor Sánchez de Rivera.
      Estos viejos dinásticos tenían como únicos  rivales políticos a la candidatura republica-socialista que, después de tantos años de dictadura, también aspiraban a aproximarse a la Corporación. Pero sus líderes, Cipriano Gutiérrez y Adrián Rodríguez Calvo, eran aún inexpertos. Ignoraban los entresijos de la política municipal porque durante la anterior etapa absolutista no tuvieron oportunidad de acceder al Ayuntamiento.   Pero, como en tantos pueblos de la provincia, no se celebraron elecciones y los candidatos se trasformaron en concejales. Al ser los conservadores mayoría designaron como alcalde a Juan Francisco Sánchez de Rivera.
    Pero el día 20 de abril de 1931, el gobernador publicó en el Boletín Oficial de la Provincia la siguiente notificación:

  Según instrucciones recibidas del Gobierno de la República, ante las protestas y reclamaciones formuladas, en las localidades toledanas donde se hayan falseado las elecciones municipales, deberán ser impugnadas antes del día 25 de los corrientes, acompañado los medios de prueba en que se fundamente la misma.

    En más de setenta localidades toledanas que impugnaron el resultado, se repitieron elecciones el día 31 de mayo de 1931. La izquierda gerindotana no estuvo atenta a los plazos establecidos, o por cualquier otro motivo, no formularon la preceptiva alegación para repetir los comicios. Por ello siguió como alcalde el señor Sánchez de Rivera, aunque su efímero mandato duraría sólo unas semanas.
    El 27 de junio de 1931, el primer mandatario municipal fue obligado a dimitir ante la presión  de la Sociedad Obrera La Unión, a cuyo frente se encontraba el moderado socialista Cipriano Gutiérrez Martín, quien sería su sustituto. Al igual que su antecesor, ninguno de los dos fue elegido democráticamente por el pueblo.
      El libro de actas del Ayuntamiento de Gerindote existe una hoja suelta grapada al libro, firmada por el cesante, que recoge la obligada dimisión.(2)
     Según el testimonio del vecino nonagenario Eugenio Ruano Camarena, “la mayoría de los gerindotanos eran de izquierdas y no querían a un alcalde de derechas. Todo culminó un día en el que un gran número de personas, en tono poco pacífico, se concentraron en la casa que el alcalde monárquico tenía en la misma plaza. Salió asustado de su domicilio y personalmente entregó el bastón de mando a los cabecillas de la manifestación. Después fue a firmar su dimisión al Ayuntamiento”.(1)
    Este extemporáneo cambio de alcalde reflejaba el sentir de la población, en su mayoría jornaleros del campo. Sin embargo, las maneras empleadas por estos obreros para provocar su renuncia, empuñando hoces y bieldos en la puerta del domicilio del primer edil, sólo son entendibles desde el convulso contexto histórico en el que se produjeron.
     En efecto, Gerindote era un pueblo, como la mayoría de la provincia, con grandes desigualdades económicas y altas tasas de analfabetismo. Estas disparidades sociales alimentaron el resentimiento de los más pobres dedicados al trabajo temporal en el campo, con graves problemas de subsistencia y con 200 de ellos en paro. Una tierra, en su mayoría, propiedad de aristocráticas familias forasteras que sólo pasaban por Gerindote para buscar ojeadores para sus cacerías. También el primer edil saliente, perteneciente a la adinerada familia Sánchez Rivera, era titular de la extensa finca La Casa Nueva. Y un pariente de éste, Eduardo Díaz Prieto, presumía “de que montado en su caballo podía desplazarse desde Gerindote hasta Albarreal de Tajo sin atravesar otras fincas que no fueran de su propiedad”. Continuará...

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(1) Entrevista realizada el 26 de mayo de 2009.

(2) Sesión 27 junio 1931

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