Este blog nace para contar la historia de los pueblos de la comarca de Torrijos a través de imágenes y microrelatos.

sábado, 7 de diciembre de 2013

TORRIJOS. A TERESA ENRIQUEZ EN EL AÑO 1926.

Torrijos, año 1926. Los restos de Teresa Enríquez ante las autoridades civiles y religiosas, así como del mayor terrateniente de la comarca, Arturo Taramonas ( en el centro y con bigote).

Restos de Teresa Enríquez en la actualidad, en el Convento de Concepcionistas de Torrijos. Falleció en 1529.

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ANTE SU TUMBA.- Así titulaba el cura párroco Liberio González su artículo, acompañado de una fotografía del féretro de Teresa Enríquez, para la revista El Castellano en el año 1926.

" El féretro, elegante y rico, perenne testimonio de la generosidad y devoción de la ilustre marquesa de Astorga, parace un argumento de bronce, confirmación de la victoria prometida por los labios divinos del Maestro a la bella virtud de la humildad. Ayer, emparedado el cadáver a medio metro del piso; antes oculto en el enterramiento común de las monjas; hasta primeros del siglo pasado, escondido e ignorado en una fosa del Convento de frailes menores, que profanaron las tropas napoleónicas y destruyeron más tarde los vándalos de la desamortización; siempre esquivando la luz y el póstumo homenaje de los siglos, y siempre seguido por la Providencia, que parece luchar con el afán ocultista del espíritu que lo animara.
Aún se aprecian los rasgos salientes de su figura corpórea: su elevada estatura, los pefiles de su cuerpo, modelado en el troquel de la penitencia, las líneas de su rostro anguloso, cuyas agudas promimencias hablan de la penetración de su talento, de los atilldados primores de su voluntad.
Se oye en la plaza vecina el fluctuar de compactas y piadosas muchedumbres, legión de admiradores que de remotos confines acuden a proclamar la cordura de esta "Loca". ¡ Albricias! Entre las cenizas del olvido quedaba oculta una brasa capaz de incendiar el mundo. Pasó la tromba asoladora de la injusticia y comienza el viaje inextinguible, que nace de la fuente cristiana de la gratitud".

                                                                                                    Liberio González. Torrijos 1926.


En el mismo medio de comunicación del Arzobispado de Toledo, Benigno Alonso escribía una "sonatina" que titulaba: "A Teresa Enríquez".

Mística dulzura de mi canto brote
en honor de aquella mujer, cuyo mote
es blasón y emblema de ideal manía,
que mostró cordura
con su locura
por la Eucaristía.

Como una azucena del jardín del cielo
que por milagro floreció en el suelo,
su vida fue un verso que lento ascendía
buscando la altura
la excelsa ventura
de la Eucaristía.
...//

                                                                    Benigno Alonso. Torrijos, octubre 1926.


Copia de la revista El Castellano del año 1926.

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